Cómo el cabaret sirvió de inspiración a una marca de champagne
Remy Cabaret honra las costumbres, la tradición y la pasión por el arte que emergió en los grandes cabarets franceses.

Camerino de un cabaret francés en la década de los años 20.
El cabaret es una esencia. Es más que una inspiración en la forma de trabajar, es el alma de un champagne francés que honra los métodos, la tradición
y la forma de trabajar de este espectáculo clásico. Este motivo hace que Remy Cabaret se haya impregnado de toda la herencia cultural y de esa belle époque que rodea a las grandes salas de cabaret francesas, haciendo valer su belleza visual y artística que aún perdura.
De esta forma, la actividad que rige a la firma está enfocada en evocar una experiencia al igual que un espectáculo de cabaret. Por este motivo, el método de trabajo sigue pasos minuciosos, realizados por altos profesionales, así como el tiempo adecuado, para poder obtener un producto sin igual, similar al rigor que se utiliza en las representaciones de este arte francés.
Precisamente, como forma de honrar al buen hacer del cabaret y a su historia, nuestra marca quiere que vivas la experiencia completa de sentirte en otra época, acompañado de una buena copa de champagne en los mejores cabarets de la ciudad de París. Vivir la emoción de brindar en las mejores celebraciones con los artistas más exclusivos de antaño.

Remy Cabaret busca la distinción poniendo en valor la calidad y homenajeando una de los grandes patrimonios que alberga Francia, rememorando las grandes noches parisinas. Es un suspiro de nostalgia que quiere seguir haciendo vivir pequeños momentos, creando bellos recuerdos a quiénes lo eligen como compañero para sus festejos.
Su elaboración cuidada en la región de Champagne, impregna al producto de un savoir-faire heredado por antiguas generaciones, donde el cultivo de la viña y su recolección son el punto de partida. La selección de las mejores cepas, en terroirs de excepción, proporciona un producto incomparable, premiando la calidad frente a la cantidad. El resultado no puede ser otro que el de una botella de vino espumoso francés gourmet, elegido por el mejor sumiller del mundo, Jean Luc Pouteau.